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Lunes, 1 de junio del 2020 
-INFORME DEL DIARIO EL CLARÍN DE BUENOS AIRES. 
-LA MAGIA DEL AGUA EN OLMOS: PERÚ CONVIERTE EL DESIERTO EN UN OASIS 
Con una obra monumental, desviaron el curso de un río para irrigar un arenal tropical y transformarlo en una pujante zona productiva que ya emplea a 3.000 personas. 
Pero el “Proyecto Olmos” no fue magia. Con epicentro en Lambayeque, ya tomó vuelo una ambiciosa e imaginativa iniciativa que se desencadenó hace apenas cinco años. 
Lo que se hizo es, básicamente, desviar las aguas del río Huancabamba, que arranca en la Cordillera de los Andes y pertenece a la cuenca del Marañón, (que a su vez desemboca en el Amazonas, corriendo de oeste a este). Se hizo una represa para acumular agua durante la época de lluvias. 
Y se cavó un túnel a 2.000 metros de profundidad a través de la montaña, para cambiar el rumbo del agua. Luego, un canal de 20 km vierte el agua en el río Olmos, que pone rumbo al oeste, hacia el Pacífico. 
En su estado natural, este río llevaba agua de lluvia un par de meses por año. Diez meses permanecía seco. Ahora tiene caudal todo el año. 
Este río colecta el agua y la lleva a una bocatoma donde se desvía y recorre 75 km de canales a cielo abierto, de cemento en V, hasta llegar a la represa de Palo Verde. 
Es un gigantesco tajamar en las alturas, desde donde el agua se conduce por gravedad a un valle de 30.000 hectáreas. 
Ese es el valle donde nacieron las Tierras Nuevas. Ahí hay 15 empresas, entre extranjeras y peruanas, que apostaron al proyecto. 
En una de ellas el gerente es un ingeniero agrónomo argentino, Marcos Pincemín, deslumbrado por el potencial del desierto tropical, “donde el día dura doce horas todos los días del año, las temperaturas mínimas son de 12 grados y las máximas en verano de 36°; pero en invierno las mínimas son de 6 y las máximas de 28. 
En estas condiciones, todo crece haciendo ruido…” Marcos tiene 41 años. Cuando terminó su carrera en la UBA en el 2005 se fue a vivir a Posadas, trabajando en la actividad forestal, en cultivos intensivos y en sistemas silvopastoriles. 
Allí se vinculó con una compañía extranjera involucrada con la stevia. Pero la empresa se retiró cuando llegó la ley de extranjerización de la tierra. Entonces se fueron a Perú y lo convocaron para ofrecerle la gerencia agrícola. 
MARCOS PINCEMÍN, INGENIERO AGRÓNOMO ARGENTINO AL QUE CONVOCARON EN 2014. 
Allí llegó en 2014. 
“En estos seis años llevamos plantadas 700 hectáreas de palta Fas, 300 de uva de mesa seedless (sin semilla) y 150 de arándanos convencionales y otras 100 de orgánicos”, cuenta. 
Además están ensayando con kiwi, cacao, banano, frambuesa y toda una parafernalia de alternativas corriendo por la cañería. “La verdad que no tenía mucha experiencia en regar en el desierto. Cuando llegué, me pareció como demasiado desafiante. 
Pero de pronto me veo manejando una estructura de 3.000 personas todo el año, toda gente local que viene de pueblos a la redonda. 
El proyecto tiene un impacto económico y social enorme en la región”, sostiene. Entre todas las empresas, ya trabajan 30.000 personas en forma directa. 
Se está construyendo una infraestructura tremenda, incluyendo una ciudad que ocupa 700 hectáreas del desierto, con cloacas, electrificación, agua potable. 
Se va a licitar la construcción de viviendas, un sector industrial, shopping, etc. Es una iniciativa público-privada. La inversión en el sistema de captación del agua y el riego la hicieron entre la empresa brasileña Odebrecht (70%) y el gobierno peruano (30%). Costó 300 millones de dólares. Después vino la inversión de las empresas productivas, entre las que está el grupo peruano Gloria, que tiene intereses también en la Argentina. 
Aquí explotaban un ingenio azucarero pero se retiraron, agotados por los conflictos gremiales. En el Proyecto Olmos tienen 11.800 hectáreas de caña, todo con riego por pivotes, y han levantado un ingenio de última generación. 
“Acá todo se da muy rápido”, insiste Marcos Pincemin. Planté 200 hectáreas de palta entre julio y octubre del 2018, ¡y ahora estoy cosechando! Con arándanos, al año estás en producción. 
Todo para exportación”. Los mercados son la Unión Europea, Estados Unidos y viene creciendo todo Asia, en particular China. Todo sale en barco por el puerto de Paita, cerca de Piura, la ciudad más importante del norte peruano. 
El movimiento es infernal, porque hay que mover 7.000 containers para sacar toda esa producción. Y parece que el Proyecto Olmos no está solo. 
Hay otra fase de 70.000 hectáreas al sur, y otros en evaluación. Parece que Perú, después de tantos avatares, está encontrando también un destino agroindustrial.
FUENTE: Diario El Clarin - Buenos Aires ( Argentina)
Toma aérea de los cultivos de la irrigación de Olmos en sus primeros meses.

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